Mientras volaban los aviones, unos terroristas de al-Qaeda dominaron los aviones y empezaron a volarlos. Los aviones empezaron a volar hacia dos ciudades: Nueva York y Washington, DC. Dos de los aviones se estrellaron contra Las Torres Gemelas. Más de dos mil quinientas personas murieron en las torres. Casi 300 también murieron en las calles. En los cuatro aviones doscientos cuarenta y seis personas murieron. Nadie sobrevivió. Otro avión voló de Washington DC hasta el Pentágono. Ciento ochenta y cinco personas murieron. No murió más gente porque el Pentágono era muy fuerte.
Aunque
todos murieron en los cuatro aviones, la gente en un avión tuvo una actitud muy
diferente. El avión despegó de Nueva
Jersey, con destino a San Francisco. Había
mucho tráfico, y por eso los terroristas no pudieron despegar a tiempo. Los pilotos sabían que había otros aviones
que estaban volando hacia Las Torres Gemelas.
De repente, las terroristas tomaron control del avión, y el avión empezó
a volar hacia La Casa Blanca o posiblemente el Capitolio. Los pasajeros sabían que eran parte de un
plan de terrorismo, y ellos decidieron luchar.
Sabían que no podían vivir, pero querían luchar. Ellos lucharon tanto que los terroristas
decidieron estrellar el avión en Pensilvania en vez de Washington DC. Los pasajeros son héroes.
Mucho
ha cambiado desde los ataques. La
seguridad es más estricta. Hay muchas
reglas que controla lo que puedes llevar contigo en el avión. El mayor cambio, yo creo, es que Los Estados
Unidos no es inocente ahora. Sabemos lo
que puede pasar. La inocencia del país
desapareció con los eventos del once de septiembre, 2001.
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