Tuesday, October 8, 2013

Sp 2 story


Molly esperaba a su amiga en la parada de autobús.  Tenía que esperar porque su amiga estaba trabajando todavía, y a ella no le gustaba tomar el autobús sola.
             Mientras esperaba, Molly vio a un chico muy alto y gordo que se acercaba a ella.  ¿Quién era?  Molly no sabía.  El chico se acercó a ella y le dijo

--Hola, señorita.  ¿Tiene Ud. un dólar que me puede prestar?—

               Molly nunca le daba dinero a los vagabundos, así que le dijo –No.—El chico le sonrió, le dijo –Dios la bendiga, Señorita-- y se alejó de ella.

Despues de un rato, una mujer con dos hijos pequeños se acercó a ella.  “¿De nuevo?” Molly pensó.
--Señorita, Perdóname, pero no tengo bastante dinero para el autobús.  ¿Me puede prestar un dólar?—
--Si Ud. no tiene bastante dinero, Ud. debe andar— Molly le dijo.  La mujer le dijo –lo siento.  Dios la bendiga—y se alejó de Molly.

Después de un rato, la amiga de Molly, Clara, se acercó a ella. Las dos chicas se sentaron en la banca de la parada para esperar al autobús.  Mientras esperaban, otro chico se acercó a ellas.

--Señoritas, se me olvidó mi cartera (wallet).  ¿Es posible que Uds. me puedan prestar dinero para el autobús?  Molly estaba en punto de decir –No—otra vez, pero Clara le respondió
--¡Claro que sí!—y le dio un dólar.
--Clara, ¡no conoces al hombre!  ¿Por qué le diste dinero a él?—
Clara le dijo

--Yo sé, hay muchas personas que no lo hacen, pero para mí, cada hombre que veo puede ser Jesucristo, y cada mujer que veo puede ser La Virgen María.  Si puedo ayudar a los pobres, siempre voy a hacerlo.—

Molly no sabía qué pensar.  ¡Qué amiga rara!

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